
Permítete ponerte en pausa tras la pérdida de tu bebé.
Permítete “bajarte de la vida”.
¿Cuándo fue la última vez que pediste tiempo para ti? Y sí, digo pedir, porque es importante hacer esa distinción, ya que el acto de pedir, implica ponerle cabeza, tomar consciencia, de que lo necesitas realmente.
Después de la pérdida de tu bebé vendrán días, como diría Manolo García “vendrán días, han de venir”, que te hagan recordarlo todo.
Alguna festividad, algún cumpleaños, aniversario, tu fecha probable de parto, el día de su nacimiento…
Es ese pellizco en el corazón, es esa nostalgia, tristeza, sentimiento de abatimiento, lo primero que nos aparece y es una sensación tan pesada, que parece que tirase de ti esa pesada carga.
Y lo peor de todo esto, es que no sólo estarás mal ese día, sino todos los cercanos a ese día.
Es como si tu cuerpo se preparara para la batalla, y tiene una especie de baile y de vaivén que te hace estar entre la tristeza, la frustración, el querer salir, querer quedarte en la cama, y de todo esto, ¿qué es lo peor? Que la vida sigue…
Esa vida que te toca seguir adelante sin tu bebé.
Por eso, es necesario poner la vida en pausa. Para cuidarte. No te esfuerces, no justifiques, simplemente, si lo necesitas, activa durante unos días el piloto automático y no te martirices, también puedes permitirte regodearse un poco en todo ese batiburrillo de emociones.
Pero, lo mejor de todo esto, que no tiene que ser siempre así.
He acompañado a mamás con pérdidas perinatales y después de transitar juntas el proceso de pasar del sufrimiento al agradecido recuerdo, esos días, sirven para recordar desde el amor, desde el cariño, empoderándose y eligiendo, desde la consciencia, cómo quieren vivir.
Tú también puedes hacerlo, recuerda que puedo acompañarte, no estás sola.
La vida, su estrés y sus quehaceres hace que nos distanciemos de nosotras mismas y no seamos conscientes de lo que nos pasa, de cómo nos sentimos o, incluso, de las cosas que necesitamos.
Por eso, si lo que necesitas es soltar, poner en pausa y abrazarte, no te martirices, tu salud mental, también es importante.
Si quieres que te acompañe durante todas estas emociones para así poder transitar del sufrimiento al agradecido recuerdo, puedes ponerte en contacto conmigo en el siguiente enlace.
Y recuerda… ¡Lo estás haciendo bien!
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