
En el 2014 la Organización Mundial de la Salud reconoce el término violencia obstétrica y en 2019 ya es un término usado por la Organización de las Naciones Unidas.
Es un acto de violencia en un momento de total vulnerabilidad para la mujer y su bebé, que es ejercida por mala praxis o negligencias del equipo médico.
Se deshumaniza a la mamá, se abusa de ciertos medicamentos o maniobras sin informar, infantilización, así como, una patologización de los procesos fisiológicos.
¿Por qué hablo de violencia obstétrica?
Cuando pensamos en servicios que contratamos: peluquería, comida, ropa… No solemos volver a sitios donde no nos trataron bien. El problema está que cuando hablamos de salud, nos callamos y pensamos que eso estará bien.
Pero cuando algo va en contra de nuestros deseos, cuando se realizan procedimientos sin informar, cuando se realizan humillaciones o se hace uso de técnicas desactualizadas, hace que dudemos de nosotras mismas.
¿Cuándo sucede la violencia?
- Cuando el personal sanitario no atiende las emergencias obstétricas
- Cuando se le obliga a la mamá en trabajo de parto en que se coloque en una posición cómoda para el equipo médico, pudiendo serle más favorecedoras otras, como por ejemplo apoyada en la cama o de cuclillas.
- No respetar la piel con piel por realizar procedimientos médicos que podrían esperar a que, ese tiempo tan sagrado, ayude a la lactancia materna, así cómo la generación de oxitocina al tener a su bebé encima, le ayude a expulsar la placenta.
- Utilizar recursos farmacológicos innecesarios, como la vía con suero salino intravenoso, sin necesidad, u oxitocina para la expulsión de la placenta.
- Utilización de técnicas desaconsejadas o no informadas, para «darle una ayudita».
- Realización de procedimientos médicos sin necesidad, como por ejemplo, una episiotomía o una cesárea que podría darse por parto natural.
- Tratarnos de una manera despectiva ya sea mediante tratos infantiles, paternalista, autoritario, despectivo, humillante, con insultos verbales… «Mira papá, se va con el chocho mejor de lo que vino», «calla, que no sabes lo que es parir de verdad», «deja de quejarte»… Puede que hayáis reconocido alguna frase.
- La pandemia ha incrementado este tipo de prácticas: teniendo que acudir a pruebas solas, parir solas, utilización de supuestos protocolos donde nos dejan en total vulnerabilidad.
¿Cómo podemos hacerle frente a esto? ¿Cómo podemos estar prevenidas?
- Lo primero la importancia de la prevención. Conocer qué protocolos usa el hospital donde darás a luz, es muy importante cara a saber a qué te vas a enfrentar, cuando muchas veces, no hay más opciones.
- Si tuvieras opción, elige el hospital donde te sientas más cómoda para dar a luz.
- Pregunta todas tus dudas a la ginecóloga o ginecólogo que podrá atenderte en tu parto, y si no fuera así, también podrías preguntarle cómo suelen actuar.
- Prepara y ten a mano tu plan de parto. Tener un plan de parto preparado previo a tu parto, te ayudará dejar claras todas aquellas cuestiones que afecten a tu parto. Desde tus preferencias, como al uso o no uso de ciertas técnicas.
- Haced el mejor equipo tu pareja y tú o la persona que elijas. Es fundamental saber que puedes sentirte apoyada y que habrá alguien que vele porque tu plan de parto se cumpla.
- Prepara tu parto con anterioridad. Recuerda que puedo acompañarte a preparar tu parto para modificar todos aquellos miedos que tengan en recursos positivos que te ayudarán a sentirte segura y en control durante todo tu parto.
Recuerda que puedes elegir en todo momento dónde darás a luz y cómo darás a luz.
Saber identificar violencia obstétrica puede marcar un antes y un después en tu parto.
Y tú, ¿sabrías descubrir si hubo violencia obstétrica en tu parto? Recuerda que puedo ayudarte a sanarlo y revivir la experiencia desde un prisma positivo.
Si la preparación de tu parto te preocupa, recuerda que puedes ponerte en contacto conmigo a través del siguiente enlace.
Y recuerda… ¡Lo estás haciendo bien!
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