
¿Cuándo fue la última vez que oíste esa afirmación? «Yo he parido por cesárea»…
La mayoría de las mujeres a las que le han tenido que realizar una cesárea tienden a decir «yo no sé lo que es parir, yo he tenido una cesárea».
Si habláramos con una mamá recién parida que ha tenido una cesárea, sentirá miedo: por si conseguirán una lactancia exitosa, por si hubiera alguna complicación, para ella o su bebé… Sentirá soledad: si es un hospital donde no se hacen cesáreas respetuosas, tendrá que pasar dos horas, infinitas, alejada de su bebé, donde podrá estar con su pareja, o el familiar que haya elegido la mamá, sintiendo pena por no ser ella su primer olor. Sentirá felicidad: porque por fin está aquí.
Si habláramos con una mamá que está en plena cuarentena, nos hablará del dolor tan indescriptible que una «línea tan fina» puede hacer. Le dolerá cada capa que un bisturí tuvo que cortar para que pudiera dar a luz a su bebé. Hablará sobre lo difícil que le resulta levantarse, sentarse, toser o incluso reír, que hacen que le recuerden cada día, que no ha tenido el parto que esperaba, que apenas puede coger a su bebé sin que le duela, que no puede hacer todo lo que antes podía hacer.
Si habláramos con una mamá que ha tenido una cesárea y su peque ya tiene unos meses, su cicatriz física está curada aunque a veces le duele al hacer algo… Aquí es donde está la diferencia.
Todas ellas tienen una pesada carga: la cicatriz emocional.
Mamás del mundo que tuvisteis un parto mediante cesárea. Habéis parido. Repetidlo cuántas veces necesitéis hasta creéroslo. Lo hicisteis y estáis ahí, al pie del cañón, dándole a vuestra/o bebé lo mejor de vosotras mismas.
Hay cesáreas muy duras, provocadas después de un parto completo, que no consiguen sacar al bebé y deben hacer lo que sea porque hay sufrimiento fetal, partos muy duros, donde el equipo médico puede no estar a la altura, o se realizan maniobras prohibidas, y hay incluso, partos muy fuera de protocolo, donde lo único que se mira es el bienestar del equipo sanitario, sin respetar ese momento sagrado de dar a luz a tu bebé, fijando tiempos sin sentido. También existen cesáreas programadas por la posición de la bebé, por alguna complicación médica con la madre. Asimismo hay cesáreas maravillosas, donde te ponen a tu bebé nada más nacer y permite conoceros, miraros a los ojos, que pueda realizar el enganche espontáneo al pecho
He hablado en muchas ocasiones sobre la visibilización del duelo perinatal, pero aquí, hay otra herida que necesita ser sanada, otro duelo, otra pérdida… De control, de mí misma, de mis ideales, de mis miedos…
Cada mujer es única y vive su experiencia de parto desde algo aceptado y agradecido o algo traumático que le va a generar una herida emocional, que si no se sana, se podrá ir enquistando y «haciendo bola» con otras realidades de la maternidad.
Tranquila, es normal estar abrumada, asustada, triste, frustrada, todas estas emociones son totalmente reales y válidas. Rodéate de gente que te apoye y te acompañe en este momento tan duro de tu vida y, si ves que lo necesitas, busca ayuda.
Si necesita a alguien con quien hablar, con quién sanar, no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de este enlace. No estás sola
Y no lo olvides… ¡Lo estás haciendo bien!
Amen Maria. Cada palabra, cada sentimiento, cada TODO. Hemos parido, quizas no como hubiésemos pensando, quizas no como hubiésemos deseado, pero lo hemos hecho. Gracias y mil gracias.
Hola Anna! Gracias por escribir! la verdad que la maternidad está muy «idealizada». La maternidad es maravillosa, pero nadie nos dice lo dificil que será quedarte embarazada, o los problemas que pueden surgir con el embarazo, e incluso, nadie nos dice que, por desgracia, en España hay un número muy elevado de cesáreas innecesarias, por lo que nadie nos prepara para estas cosas. Sin olvidar, obviamente, el postparto… ese gran desconocido que hace que tu mundo se vuelva patas arribas!
Gracias a ti por leer siempre!
Un abrazo!!