Va a depender de la edad que tengan tus otras/os hijas/os y del tiempo de tu embarazo.
Tal vez, estabas de pocas semanas, y quisiste esperar. No sólo por tus propios miedos a la pérdida, si no que no quieres que nadie lo sepa, más que tu pareja y tú. Es totalmente comprensible y normal.
Como decía, el cómo comunicárselo a tus otras/os hijas/os, habría que considerar: si se lo comentasteis y cómo, el tiempo de tu embarazo y de la edad de tu peque, siendo en realidad este último factor el más importante para poderles ayudar a elaborar la pérdida.
En lo relativo a la edad de tu hija/o habría que saber cómo entienden la muerte y eso va a variar a lo largo de la vida. Para empezar habría que decir que existen subconceptos clave para entender y comprender la pérdida y estos, no se integran de manera unánime hasta, aproximadamente, la adolescencia*, alrededor de los 15 años. Es en esa edad en la que se puede integrar de una manera completa el concepto de pérdida y podrán elaborar un duelo exactamente igual que un adulto. (*Cuando las/os peques se enfrentaron a duelos repentinos o no naturales, suelen “madurar antes de tiempo”, pudiendo transformar su cerebro para entender aquellas cosas de las que todavía no estaba preparada/o.)
Estos subconceptos claves serían: la no funcionalidad, la irreversibilidad, causalidad, universalidad, inexorabilidad y la continuación no-corpórea.
- La no funcionalidad estaría relacionado con la comprensión de que las funciones corporales se detienen, este es el primer concepto, ya que lo van viendo a diario, por ejemplo, con los insectos.
- En lo relativo a la irreversibilidad, relacionado con lo que no podemos cambiar lo que ha sucedido, se va adquiriendo poco a poco, a base de integrar la repetición de que la persona no va a volver.
- La causalidad estaría relacionado con entender el por qué morimos.
- Cuando hablamos de universalidad, se produce cuando es capaz de comprender que todas y todos moriremos, aproximadamente sobre los 7-8 años.
- Ligado a este concepto, llega la inexorabilidad, donde somos capaces de entender que eso también nos puede pasar a nosotras/os, comprenden que pueden morir.
- La continuación no-corpórea: es la más difícil y la que más debates puede generar que es la no existencia del cuerpo, y de si hay continuación o no después de que esto suceda. Para poder adquirir esto, se necesita una maduración cerebral más compleja, de ahí que suceda aproximadamente en la adolescencia.
La realidad de todos estos conceptos es que a medida que van creciendo, y existe algo que no entienden pueden rellenar con fantasía e imaginación, y la imaginación de un/a peque, ¡ES ENORME!
Nuestras/os hijas/os son seres que aprenden mediante la observación y son capaces de captar cuando existe o no limitaciones a la hora de hablar de un tema en cuestión, y cuando hablamos de una pérdida, y eso incluye la perinatal, queremos proteger a nuestras/os hijas/os para que no sufran.
Por eso, es importante hablar sobre la muerte como algo natural e irles acompañando mientras su cerebro se está preparando para entender lo que ha sucedido. Es importante dejarles observar, por ejemplo, los insectos, es una buena estrategia para que vayan adquiriendo los conceptos clave.
Como diría la psicóloga y experta en duelo Alma Serra, existe un principio que debería de ser básico en nuestra vida a la hora de dar información a nuestras/os hijas/os en lo relativo a las pérdidas. Este principio de “qué es menos malo”. Un principio pensado para poder proteger y quitar el sufrimiento de nuestras/os hijas/os e irles ayudando a ir integrando la pérdida poco a poco, dependiendo de la edad que tengan y, siendo conscientes, que la pérdida se va a ir asimilando poco a poco, a lo largo de su infancia.
Hay que ser cuidadosos sabiendo que cuando le hablemos de que mamá estaba embarazada de un/a bebé y ya no lo está, no van a entender lo que decimos. Debemos acompañar en el proceso de entendimiento de lo que supone esta pérdida para la familia y hay que tener cuidado con los mensajes que se transmiten ya que, como dije antes, la imaginación de nuestras/os hijas/os es enorme.
Hoy contamos con una #Entrevista a Alma Serra, experta en duelo infantojuvenil y viene a contarnos cómo entienden nuestras/os peques la pérdida y cómo podríamos decírselo.
Hola Alma, gracias por esta entrevista y poder dar información a las familias que han sufrido una pérdida perinatal y no saben cómo hacerlo para decírselo a sus otras/os hijas e hijos.
Gracias a ti y al trabajo tan importante de concienciación, apoyo y sensibilización que haces. Es fundamental.
¿Cómo entienden la pérdida las/os peques de 0-3 años y cómo podríamos informarles en el caso de haberles dicho de que estábamos embarazadas?
Esta etapa es muy sensible a los cambios, sólo que la forma en la que los perciben y expresan es a través de las somatizaciones y se almacena en su memoria más inconsciente. Es decir, al no tener apenas desarrollado el lenguaje, son muy sensibles y expresivos, pero no en las claves de adultos. Puedes expresar dificultades en el sueño, llanto más frecuente, falta de apetito… para ello es fundamental buscar cuentos adaptados a su edad y mantener rutinas y cuidados en casa. Es importante entender que no sólo se enfrentan a la pérdida de su hermana/o, si no que puede que mamá o papá están pasando un duelo y esto puede influir en la presencia, atención y cuidado de la familia (un segundo duelo, mamá o papá no me pueden atender). Por ello es importante reforzar las rutinas y buscar ayuda en otro familias de mucha confianza y presencia (abuelas, abuelos, madrinas, titas, titos…) que pueda cubrir esas necesidades de afecto, siendo relevante que sea una persona del mismo género.
Nuestros peques van creciendo, ¿cómo entienden la pérdida de 3 a 6 años aproximadamente y cómo podríamos informarles?
Cuando tienen entre 3 y 6 años, lo más importante es que tienen o deberían tener, en situaciones normotípicas, desarrollado el lenguaje, por lo que podemos darles una comprensión mayor de lo que ha ocurrido. Además, el pensamiento mágico será una gran ayuda para usar metáforas y cuentos, aunque a la vez hay que estar atentos y atentas a que esa fantasía no se convierta en miedos. Y si ocurre, que es frecuente, ayudar a gestionarlos y darles siempre respuestas adaptadas a sus preguntas. En esta edad podemos empezar a percibir los primeros indicios de “culpa” en ellos como no haberle salvado, haberle ayudado, haber ayudado a mamá… y es importante escucharlos y acompañarlos en entender que no han podido hacer otra cosa y que lo que ha ocurrido no tiene nada que ver con ellas y ellos. También es importante tener en cuenta que, en esta edad, consideran la muerte como algo temporal, y por tanto, se puede revertir (por ejemplo, cuando ven dibujos y se muere algún personaje y al siguiente capítulo, sigue vivo), por lo que se queda presente la pregunta de “¿va a volver?”.
Suelen repetir mucho lo que ha sucedido, en momentos que, tal vez, no consideremos los más apropiados (a alguien con quien nos paramos por la calle, en la cola del súper, a la cajera…). Estos son mecanismos que hacen por varias cuestiones: la primera es ir integrando la noticia, a base de repetición son capaces de ir asimilando lo sucedido, y la segunda, para observar la reacción de la gente, e ir aprendiendo qué deben de ir haciendo ante dicha noticia. Explicarles lo sucedido y hacer alusión a la no funcionalidad, por ejemplo, el corazón dejó de latir, va a ser frecuente. En este sentido, es importante recordar el principio de “qué es menos malo”, es decir, cómo transmitir y acompañar teniendo en cuenta las consecuencias emocionales de lo que hagamos o digamos. Quizás necesitemos “maquillar” lo que vamos a decir para no causar sufrimiento en nuestros hijos e hijas y, más adelante, explicarlo con más detalles.
Al final de esta etapa, comienzan a entender el principio de no funcionalidad, si han explorado su entorno con insectos o si hay mascotas en casa, resulta mucho más fácil la comprensión de este concepto.
Entre los 7 y los 11 años, seguramente ya les hicimos participes de la noticia de alguna forma especial y ahora necesitamos saber cómo entienden la pérdida y cómo podríamos darle la noticia.
Entre los 7 y 11 años están adquiriendo el concepto de “irreversibilidad”, que es cuando se producen las “preguntas comprometidas”. Ahora, comienzan a tener pensamientos más elaborados en función al cuerpo y al paso del tiempo. Además de esto, también comienzan a ir integrando el concepto de “causalidad” y realizan preguntas que están más cerca de la curiosidad e incluso lo que podríamos entender como “el morbo”. Pueden preguntar si le ha dolido, qué les pasa si se entierran, si se lo comen los gusanos… Al preguntar por estas causas, comienzan a surgir miedos relacionados con que les pueda pasar a ellas/os y, además, se le unen los factores mágicos como podrían ser fantasmas, monstruos, brujas, etc. Suele ser una edad de regresiones, pesadillas, miedos a estar solos, que alguien se muera… Al final de esta etapa es cuando se inicia el último concepto, “¿qué ocurre después de la muerte?”.
Y llega la adolescencia, ¿cómo comprenden ya la pérdida? ¿son adultas/os en pequeñito? ¿cómo podemos decírselo?
En la adolescencia, sin ninguna dificultad que varíe la capacidad de entender el concepto de muerte, la forma en la que la entienden es “casi” como la de las personas adultas. Han adquirido todos los subconceptos y se cuestionan temas trascendentales como el sentido de la vida, la existencia humana, el sentido de la religión… Es una etapa en la que todo se necesita compartir en grupo, por lo que es habitual que pasen más tiempo compartiendo el dolor con sus amistades, que con la familia. Y no pasa nada, hay que entenderlo y respetarlo.
Con los adolescentes podemos tener conversaciones preciosas sobre la vida y la pérdida, pueden ayudar a hermanos y hermanas pequeñas a entender lo que ha ocurrido y, con un buen acompañamiento, nos dan unas lecciones realmente magníficas.
Tienes un cuento precioso titulado “Un pellizco en la barriga” donde se narra la historia de una niña que ha sufrido una pérdida y cómo va elaborando, a través del Proceso M.A.R., su pérdida, ¿qué nos puedes decir de él?
Pues es un libro mitad autobiográfico mitad fruto de los cientos de personas con las que he acompañado en sus procesos de duelo. Para mí era importante generar un manual o cuento que no sólo se quedase en la expresión emocional, sino que ayudase a dar los pasos necesarios para elaborarlo. Y de ahí nació Mar y su pellizquito. Una propuesta de trabajo práctica para despedirnos desde el agradecimiento.
Sabemos que una pérdida perinatal es un golpe muy duro en la familia y que mamá y papá o mamá no gestante van a sufrir muchísimo tras esta pérdida, ¿te gustaría decirles algo?
Que busquen ayuda en profesionales especializadas/os en duelo. Todas las pérdidas son profundamente dolorosas, pero en el caso de las perinatales, se unen con mucho miedo por el desconcierto que generan y una ruptura radical de la ilusión bien por el embarazo o por el nacimiento, que se tenía hasta justo antes de saber que algo no va bien. Por eso son tan traumáticas y necesitas apoyo psicológico temprano.
Muchísimas Gracias Alma, por tu tiempo, tus palabras y tu buen hacer.
A ti por tu trabajo. Haces que el mundo sea un poquito mejor.
Y recordad familias… ¡Lo estáis haciendo bien!
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