Ya conocéis a Anna, ella fue una mamá supervaliente que contó su historia, la betaespera de Abril.
Hoy os traigo algo mágico, la historia de su nacimiento. Anna e Isaac me eligieron para ser la persona que les acompañara en la preparación al parto mediante Hipnoparto, algo que les ha traído una experiencia que necesitaban.
Os dejo con ella y con la historia del nacimiento de Abril.
Los que leísteis mi última betaespera sabéis que me quede embarazada y que todo era felicidad. Me gustaría explicaros como fue el parto, pero no puedo hablar de él sin antes contaros como fue el embarazo y como fue mi primer parto.
El embarazo fue largo, duro e intenso, no conseguía conectar con mi bebe, tenía un miedo enorme a que algo saliera mal. Todas las noches me repetía que nos unía un cordón dorado, un cordón por el que yo le mandaba la fuerza suficiente para que se quedara conmigo, esos audios de María me daban la vida, me ayudaban a conectar, aunque fuera un ratito.
Mi primer parto fue una cesárea programada, Lluna se había quedado atravesada y, además, tenía placenta previa. Su parto fue en un quirófano, con mi marido dándome la mano. La sacaron, me la enseñaron y todo se volvió negro. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en reanimación sola. Solo quería a mi bebe y me dijeron que hasta que no moviera los dedos de los pies no me subían.
Me juré, que si algún día volvía a parir no sería así. Yo quería mi parto vaginal.
Así que en cuanto paso la ecoespera, se lo dije a mi ginecóloga y ella lo respetó desde el segundo uno. Ella estaba conmigo e iba a luchar para que eso sucediera.
Pasaban las semanas y nos acercábamos a la recta final, y allí, como siempre, estaba María, con su curso de Hipnoparto. ¿Puede haber algo mas magico?
Recuerdo sus globos, sus afirmaciones positivas, sus consejos, sus visualizaciones y sobre todo sus audios. Todo eso se transformó en una maleta con fotos de mi niña mayor, con un conejito que olía a ella…
Y llegó el día 24 de agosto, y me pasé todo el día pensando que ese era el día, eran las 8:30 de la noche y le preguntaba a Lluna si quería melocotón de postres, cuando de repente, como una ola gigante, rompí aguas.
“Te has hecho pipí”, me dijo ella. Tanta inocencia en sus ojos. Isaac bajó con ella a preparar la maleta, luego lo hice yo, hablamos, nos abrazamos, nos dijimos, te quiero y nos pusimos nuestras pulseras, ella se fue con los abuelos y nosotros para el hospital.
Las olas uterinas no tardaron en llegar, Abril estaba en camino.
Llegamos sobre las 11 al hospital. Teníamos claro que si pasaban 12 horas, íbamos a cesárea otra vez, y solo podía mandarle fuerzas a mi bebe.
Primer tacto, “no has dilatado”.
Me pasé la noche con olas uterinas, bajo la ducha, con los audios del hipnoparto, respirando como me había enseñado María.
Y se hizo de día, ya eran las 9 cuando vino la matrona, “1 centímetro”. Ya sabia lo que me tocaba, sería cesárea otra vez, estaba tan triste.
Llegó mi ginecóloga y me dijo que me iba a ayudar, que me dolería, pero que ella iba a luchar por mi parto vaginal.
Con mucha calma me dilato manualmente un poco, me puso oxitocina y empezó la fiesta.
16 horas, Anna, eso es lo que vamos a esperar.
Muchísimas olas uterinas, muchas caminatas… Isaac y yo en la ducha, respiraciones, audios, la foto de Lluna, María en la sombra dando ánimos…
Y viene la matrona, eran las 4 de la tarde, había pasado más de 16 horas. Me vuelve a hacer un tacto: “3,5 centímetros. ¿Quieres la epidural?”
Bajamos, me ponen la epidural y les digo que no he podido imprimir el plan de parto. Pero no importó. Me lo dieron todo.
Y a las 5:45 de la tarde del 25 de Agosto nacía Abril.
La pude ver salir, la pude sacar de mis adentros, la pude oler y besar. Allí estaba ella, con sus ojos enormes y su calma.
Abril llegó para sanar mis heridas, para demostrar que todo se puede si lo intentas y tienes a las personas indicadas a tu lado.
Así que gracias Maria, gracias por estar siempre, en la betaespera, la ecoespera, el embarazo, el parto y el postparto… Jamás, ni en un millón de años, podré agradecer haberte conocido.
¡Ay preciosa mía! Recuerdo ese día y se me saltan las lágrimas… qué experiencia, qué vivencia, qué emoción, estar ahí en todo el proceso ha sido un auténtico lujo y regalo.
Anna e Isaac se prepararon con el curso de preparación al parto mediante Hipnoparto, y gracias a ello, Anna pudo cambiar todas sus ideas y creencias limitantes de su primer parto, por calma y seguridad en su segundo, e Isaac pudo sentirse parte activa durante todo el proceso de parto, cosa que durante el primero, se sintió apartado.
Gracias Anna, gracias Isaac, gracias Lluna y gracias Abril, estar en vuestra vida es un auténtico regalo.
Si como ellos te gustaría poder tener una experiencia tan bonita, no dudes en ponerte en contacto conmigo a través del siguiente enlace.
Y recuerda… ¡Lo estás haciendo bien!
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