Ahora mismo, hay muchas/os peques que van a entrar en el cole, desnudos, aprovechando el calor del verano, y la mayoría siendo reprendidos porque se hacen pis o caca por el suelo. ¿Por qué ocurre esto? Pues sencillamente, porque en la mayoría de los centros no se respetan los ritmos de nuestras/os hijas/os en el sistema educativo, obligando a bebés y a familias pasar por un momento de tensión elevada.
Lo que poca gente sabe, o si lo sabe, lo ignora, es que el control de esfínteres es algo madurativo. Por lo que cada niña, cada niño, llegará a este cuando estén preparadas/os. Esto supone que necesitarán un acompañamiento, educación y paciencia, por nuestra parte.
¿Qué supone dejar el pañal?
Para nosotras/os, un ahorro, ya sea por compra o por lavado de pañales. Además de un menor impacto ecológico, ya sea de residuos o eléctricos.
Para ellas/os, el aprendizaje sobre la higiene y mayor autonomía personal.
¿Qué pasa si se le quita antes de tiempo?
Su autoestima puede resultar dañada, ya que reciben constantemente estímulos negativos por no poder hacer lo que le piden sus adultas/os. Además de la desagradable sensación de estar sucia/o al hacerse pipí o caca encima. Pensad si a vosotras/os os gustaría sentirse así.
Pero esto podría solucionarse, si sabemos que durante el proceso habrá que limpiar mucho… y evitar que lo pise y lo manche, todo aún más y claro está, sin decir ni mu y mantener una actitud relajada. Pero, ¿es lo ideal?, ¿es lo que suele suceder? Recordemos que las/os bebés llevan pañales para NUESTRA comodidad, para no tener que estar limpiando y recogiendo pipí y cada desde que nacen. Qué mínimo que si llevan pañal porque nosotras/os lo hemos decidido así, respetar los ritmos de poder dejarlo. Y sí, lo hemos decidido, porque también existen otros métodos, como el método de Higiene Natural del Infante (HNI), que podéis leer más información en este post.
Lo que suele ocurrir es que le decimos “eso no se hace” “eres un/a cochina/o” “¿Cuándo vas a aprender que cuando tienes pipí o caca debes ir al orinal?”, entre otras muchas cosas, sin olvidar, que seguramente, nuestra energía no sea la más calmada posible, ya que lo que está sucediendo es que estemos alteradas/os y no podamos evitar gritar en este proceso. ¿Qué provoca todo esto? Pues inseguridad, baja autoestima y bajo autoconcepto.
¿Se nos ocurriría decirle a una persona mayor demenciada algo de esto? ¿Por qué si lo hacemos con un/a bebé? Creemos que nuestras/os hijas/os son adultas/os en pequeñito y le exigimos unas cosas, que a una persona adulta no haríamos. Acaso si una amiga, nuestra pareja o nuestro padre llora, ¿no le echaríamos cuenta? Pero esto es otra historia… que tendrá su propia entrada y al final me voy por los cerros de Úbeda.
¿Cómo adquiere mi hija/os su control de esfínteres?
Para entender bien qué significa controlar esfínteres, hay que conocer que está íntimamente relacionado con el autocontrol, siendo un gran hecho evolutivo que han adquirido nuestras/os hijas/os, teniendo así una mayor madurez del sistema nervioso del niño/a, ayudándole a poder aprender más cosas.
Entre los 12 y 18 meses, comienzan a darse cuenta de la necesidad de orinar, reconociendo señales que le envía su cuerpo relacionados con los músculos y su propia vejiga, siendo posible gracias a la maduración del sistema nervioso. Suelen mostrar algún gesto a la hora de hacer pipí o caca.
Otro gesto madurativo del sistema nervioso es que a la hora de dormir, siesta o noche, se despiertan con el pañal seco, llenándolo al ratito de despertarse, ya que han aguantado X horas el pipí.
Al rededor de los 3 años, algunos niños antes y otros después, ya saben contraer los músculos relacionados con el vaciado de la vejiga, iniciando voluntariamente la micción, ayudando así al crecimiento de la vejiga progresivamente, sirviéndoles para poder pasar así más horas reteniendo el pipí a voluntad.
Si todo esto anterior no se ha dado, si no se le ha ido explicando qué es el pipí y la caca en los cambios de pañales, si no vemos señales de pasar horas sin realizar pipí, nuestra/o hija/o no estará preparado para dejar el pañal.
Entonces, ¿cómo lo hacemos?
Lo primero que hay que hacer, es observar a tu hija/o. ¿Avisa de que tiene pis o caca? ¿Es consciente de ello? Sería una buena señal para irle educando en la parte relacionada con la higiene y autonomía.
La importancia de no atosigar a nuestra hija/o debería de ser otro pilar fundamental, están aprendiendo cuáles son sus estímulos internos que le hacen darse cuenta, esos que debemos atender. Es crucial no hacerse pesadas/os, ya que las/os niñas/os pequeñas/os también tienen sentimientos y también sienten vergüenza.
Lo segundo que recomendaría sería, no obligar a tu hija/o a hacer algo que no puede. No hay una edad determinada para quitar el pañal, hay que tener en cuenta la madurez de nuestra/o hija/o, no la edad, el control de esfínteres llegará tarde o temprano.
La tercera recomendación estaría encaminada a usar el orinal, o el reductor, siempre a su elección, hay niñas/os que se sienten más cómodas/os sentándose donde lo hacen mamá o papá y otros prefieren un espacio accesible donde puedan llegar sin un adulto.
Se le puede explicar cómo se usan uno u otro, con frases como “cuando tengas ganas de hacer pis o caca, me avisas / te sientas aquí””, dependiendo si es reductor u orinal.
RECORDAR: si se hace pis o caca encima, se le cambia sin rechistar, ni reñir, con toda la tranquilidad del mundo, evitando comentarios que pudieran hacerle daño.
Lo cuarto, no pasa nada si se vuelve a usar el pañal. El control de esfínteres es madurativo y habrá veces que por novedad quieran usarlo, pero después se sientan más cómodos con él. No, no le confunden. No, no es un paso atrás o un fracaso. Le estamos acompañando de una manera respetuosa y amorosa, donde los ritmos los marca ella o él.
¿Qué consecuencias negativas puede tener quitar el pañal antes de tiempo?
A nivel físico: puede haber problemas de estreñimiento que puede acarrear en fisuras o hemorroides. Hay niñas/os que no quieren, o tal vez, todavía no sepan, hacer caca en el orinal o en el retrete, y tampoco, quieren hacérsela encima, por lo que aguantan las ganas, sin saber las consecuencias que acarrea no hacer caca cuando lo necesita.
A nivel psicológico: si recibe regañinas, el nivel de cortisol en sangre puede aumentar, dándole así ansiedad por no ser capaz de controlar algo, de lo que, realmente, no está preparado. Se podrá sentir insegura/o, pudiendo así crear una imagen negativa de sí misma/o. Podrá de dejar de hacer actividades que le gustaban, ya que le dará miedo hacerse pis o caca encima.
Por eso tenemos que tener mucho control de qué decimos y de cómo lo decimos. “Llevar un pañal es de bebés”, “Fulanito ya no usa pañal y es un niño mayor, no como tú”, “Siempre haces lo mismo, esperas a estar vestido para hacerte pipí”.
Entonces, cada vez que haga pipí o caca en el orinal, habría que hacer una fiesta, ¿no?
Si y no. Todo va a depender del nivel de intensidad que le pongamos a esa fiesta. A mayor felicitación, más doloroso y frustrante, puede ser fallar para nuestra hija/o. Y por desgracia, si se hace antes de tiempo, los fracasos son muy frecuentes y seguramente, inevitables.
Está bien felicitar por haber usado el orinal o el retrete cuando lo ha necesitado. No todo tiene que girar en torno a ir haciendo pipí o caca sin tener que usar el pañal.
Así que, conociendo la realidad que supone dejar el pañal, sabiendo que es un hito evolutivo importante para nuestras/os hijas/os, sabemos que los podremos acompañar de la manera más respetuosa posible.
PD: no pasa nada si has estado haciendo algo de lo que “no se debe hacer”. La información es poder, y ahora tú eliges qué hacer con ella.
Y recuerda… ¡Lo estás haciendo bien!
Deja una respuesta